jueves, 11 de noviembre de 2010

Capítulo 8


Aún tenía muy presente las imágenes que hace poco vio dentro de su imaginación, pero parecía tan real... No tenía ganas de conocer a esos dos chicos, por no querer no quería ni que su amiga estuviese allí. Maldecía su propia debilidad, su poca capacidad de recuperación, se odiaba por eso, se odiaba a sí misma, a su amiga por traerla personas que no conocía, a los dos chicos por estar allí precisamente en ese momento y en general a todo el mundo, simplemente, por existir.

Sabía que lo único que pretendía su amiga era animarla, pero precisamente ahora no estaba para ánimos y por eso ahora mismo no quería estar con ella.

Gema la estaba guiando hacia lo dos chicos. Ella se dirigía sin conciencia, como un autómata, sin saber que estaba andando, porque en realidad no quería andar. El de pelo rizado, el que la despertó de su pesadilla, el que gritó, estaba anclado en la arena sin moverse, por mucho que su amigo le tirase del brazo. ¿Qué le pasaría a aquél chico?. Pronto el amigo se dio por vencido y cuando ya estábamos cerca de ellos este dio un paso al frente, nosotras nos paramos enfrente suyo.

-Gema- Saludó a su amiga y después se dirigió al otro chico- Germán. Germán esta es Gema.- ¿Gema solo conocía a este chico?, no sabe que la hace sospechar, pero todo aquello parecía una encerrona de su amiga.
-Hola- Saluda Gema, que parece hacer volver a Germán de sus pensamientos más profundos.
-Hola- Dice Germán simplemente, al parecer sin mucho afán.
-¿Y tú? ¿Cómo te llamas?- El chico esta vez se dirigió hacia mí.
-Diana- No tenía ganas de contestar, pero no parecía tener más remedio.
-Yo soy Juan- Se presentó con cortesía, pareció darse cuenta de que no la apetecía hablar mucho y al rato señaló al chico que estaba a su lado, el cual pareció sorprendido- y este chico de aquí es Germán.

A Diana le daba la sensación de que a Germán se le había tragado la lengua el gato, pero tampoco la importó, porque a ella tampoco le apetecía mucho hablar, así que simplemente se saludaron con un gesto de cabeza muy frío, pero demasiado para ella. No tenía duda de que fue aquél el chico que la rescató del tormentoso sueño con un simple grito, no dudaba que fuese él quién la aparto de toda aquella gente, pero entonces ¿por qué estaba allí con otras tres personas más con él?, también odiaba a Germán por no hacer que en ese preciso momento todo el mundo se desvaneciese tal y como se desvaneció hace años.

Al cabo de un buen rato sin moverse ni hablar, alguien se dignó ha hacerlo.

-Gema, ¿puedes venir un momento conmigo?- Quién se atrevió ha hablar fue Juan. Entonces se dio cuenta de que estaba en lo cierto y la habían tendido una emboscada, pero no solo su amiga, sino también Juan, alguien a quien ni tan siquiera acababa de conocer y estaba furiosa por eso, estaba furiosa con todo y con todos.

-Claro- Respondió Gema sin dar muestras de duda.

Diana les miró alejarse con odio y deseando que no se volviesen a cruzar nunca más por su vida ya destrozada. Poco a poco se alejaron de su mirada asesina. No se acordaba del chico con quien la habían dejado y le sorprendió oír a sus espaldas una tiritante voz tímida.

-He... hola- Aquel chico... ¿Cómo se llamaba?... Ha si, Germán. Aquel chico la liberó de la gente en su sueño, y ahora ha hecho librarse de su amiga y del otro muchacho, pero entonces ¿por qué seguía el allí? No quería ver a nadie, y si Germán la comprendía tan bien como para quitarla a la gente de encima ¿por qué no se iba él también?
-Creo que ya nos hemos saludado- Le respondió con demasiada dureza, pero no quería estar con nadie y la imagen de aquél chico desvaneciéndose en su sueño la golpeó con más fuerza que nunca y se quería morir.
-Ya... hip- Parecía estar con unas copas de más- he... perdón, es que...- A ojos de Diana a Germán le costaba soltar palabra y se hartó de la situación.
-Oye mira, si no me vas a decir nada, va a ser mejor que te calles.- ¡Estaba al borde de las lágrimas!, ¿es que no se daba cuenta de que quería estar sola?
-Vale... he, pues, he, ¿me puedes devolver la manta?- Pero ¡¿Cómo se atreve?! No se podía creer que aquél chico que no la conocía de nada, la tapase con una manta y después se la pidiese así, no se podía controlar más y a lo mejor algún día se arrepentiría de lo que iba a decirle a aquél chico tan enamorado de ella.
-¿Es tuya? ¿para que me la pusiste por encima? ¿no te has preguntado que tal vez quisiera morir de frío?- Aquellas fueron unas palabras muy duras para un chico que aún no se había vacunado contra ellas, pero poco le importaba ya lo que la gente pensase de ella, no era la misma desde que su vida se desvaneció, lo que aquél chico pensase de ella en esos momentos, no la importaba para nada. De lo que Diana no se daba cuenta era de que acababa de desvanecer una vida que no era la suya. Diana le tiró la manta a Germán, ahora roto por dentro, le dio la espalda y se dirigió de vuelta a su casa sin despedirse de nadie y llorando sobre un suelo mojado como lloró el cielo aquella tarde sobre sus ojos empapados.

2 comentarios:

  1. Hola! Me gusta muchísimo como escribes... me dejas con un montón de intriga y cada vez que termino de leer el último capítulo que has subido... me quedo con ganas de seguir leyendo y saber cuándo vas a subir el siguiente ^^

    Espero que subas el próximo muy pronto :)

    Un saludo! ^^

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  2. asias.. jajaja XD
    intentaré subir lo más pronto posible el próximo capítulo

    cudate!!

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