lunes, 6 de diciembre de 2010

Capítulo 12


Iban de la mano, hablando de todo y a la vez de nada. La suave brisa que acariciaba a ambos les hacia sentir muy bien, aunque también influía el echo de ir caminando juntos y de haberse dicho con toda sinceridad que se querían. Gema estaba siguiendo a pies puntillas su promese, solo pasear y hablar, de momento nada más.

Se preguntaron más cosas, para saber el uno del otro, coquetearon, jugaron, se hizieron bromas, rieron, pero sobre todo pasearon de la mano, se abrazaron mil veces y se dieron amor y cariño mil y una veces más. La noche parecía no tener fin, los minutos pasaban en un parpadeo, las horas parecían minutos y aquella noche era solo un suspiro, y un lamento cuando llegó la hora de despedirse. Antes tenían que hablar lo que ha sucedido en ese día tan tormentoso que, definitivamente, iba a finalizar en calma.

Juan acompañó a Gema hasta su casa para despedirse.

- A llegado el momento de despedirse.
- Sí, pero nos veremos mañana ¿no?- Era una pregunta retórica, sabía cual iba a ser la respuesta.
- Me da igual, no puedo esperar tanto.- Gema puso una voz de niña inocente, pero sabía que se tenía que ir en algún momento, y al parecer ese era el momento. No quería pero se tenía que aguantar.
- Pues me da que vas a tener que esperar.- Sonrió y la besó.
- Vale, si me lo pides así esperaré.- Le sonrió a su vez.
- Así me gusta.- La volvió a estampar un nuevo beso, pero este más prolongado.
- Bueno, tendremos que hacer algo con nuestros amigos ¿no?- Dijo Gema cambiando de tema.
- Sí, pero dejemos que lo solucionen por ellos solos.
- Pero les tendremos que llamar, Diana no es tonta y se habrá dado cuenta de lo que ha pasado.
- Y Germá no creo que salga en días. No se despidó de nosotros.- Se justifico ante la sorpresa de Gema- Eso es muy raro en él.
- De acuerdo, cuando hable con Diana y la convezca para hablar con Germán, te aviso.
- Como quieras. Me parece que ha llegado el momento de la despedida.
- ¡No...!- Se calló cuando Juan puso su dedo índice sobre sus labios y poco a poco acercó sus labios a los suyos para besarla por útima vez aquella noche. Gema se lanzo a su cuello para que no se escapase y poder saborearle un poco más.

El último beso terminó por parte de ella, que solo dejó de besarle, pero seguía abrazada a él.

- Te quiero.- Susurró.
- Y yo.- Correspondió en el mismo tono.
- Te tienes que ir.

Y con un último pico, ella dejó de abrazarse a él y vio como se alejaba de la zona hasta el día siguiente.

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Cuando Juan llegó a casa llamó a su amigo para preguntarle que había pasado y por qué se fue sin despedirse de nadie, pero Germán no le cogió la llamada. Supuso que estaría durmiendo y no insistió más.

Al día siguiente salió con Gema, pasearon como la noche anterior, se sentaron en un chiringuito y pidieron un polo y un refresco cada uno. Hablaron durante horas de lo mucho que se querían. Juan contó a su novia que a noche intentó contactar con Germán, pero no le cogió el teléfono, que por la tarde volvería ha intentarlo y que si tampoco esa tarde le contestase, esperaría a una señal suya.

Llegó la hora de la comida, prometiendose volverse ha ver también por la noche. Gema no podía por la tarde, porque ese día tenía que ir a patinaje. Juan se ofreció ha llevarla y ha verla patinar, pero ella se negó, le daba mucha verguenza que la gente la mirase cuando estaba haciendo patinaje. El chico cedió, pero acordando con su novia que algún día la iría ha ver. Juan llegó a su casa, se sento en su cama, cogió el teléfono y marcó el número de su amigo. Uno, dos, tres... Nada, no lo coge. Cinco. Colgó, dejó el móvil encima de la mesa, se acostó sobre la cama, cerró los ojos y esperó a que sonase la alarma que avisaba de la salida de Gema de sus clases de patinaje artístico.

Juan y Gema pasaron otra noche de enamorados. Juan le contó a Gema que su amigo nuevamente no le cogió el teléfono.

- No insistas, eso es que no te quiere.- Bromea con una sonrisa pícara.
- ¡Jo...! yo que veía por buen camino nuestra relación.- Juan decide seguirla la corriente- Entonces lo dejo en tus manos, cuando me llames intentaré actuar.

Fue otra noche romántica. Luego los respectivos se volvieron a sus casas para dormir y eperar al siguiente día deseosos de volver a verse.

En el siguiente día todo sucedió sin ningún sobresalto. Juan y Gema lo pasaron genial. Gema decidió llamar al día siguiente a Diana, hablar con ella y, fuese cual fuese el resultado, llamarle a él.

Después de tres días de estar saliendo Gema le llamó al móvil en señal de haber hablado con Diana. Así era.

- En realidad no ha sido una llamada muy amistosa, la he tenido que llamar una segunda vez porque se la veía muy alterada y me colgó, pero al segundo intento le dejé las cosas claras.- Le decía a su novio después de haber sacado definitibamente el tema.- Si la conozco bien, irá donde se conocieron la otra noche.
- Ok, ahora le llamo. Chao, te quiero.
- Yo más.
- No yo.
- Mentira.
- Verdad.
- ¿Y cómo pretendes demostrarme eso?
- ¿A caso dudas?
- Sí.
- mmm... ¿te lo demuestro esta tarde?
- ¿A qué hora?- Finalmente Gema había llegado al punto de la discursión deseado.
- A las cinco y media te voy a recoger.
- De acuerdo, hasta pronto. Te quiero.

y sin dar tiempo a recibir una replica de su boca colgó.

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