miércoles, 15 de diciembre de 2010

Capítulo 15


[][][]Nunca sabes que piedras se te pondrán en el camino. Nunca sabes como ni cuando terminará tu vida, así que haz de cada momento que vivas el mejor de tu vida.[][][]

Un mes de enero de hace aproximadamente diez años, cuando todos los alumnos de primero de primaria regresaron de sus vacaciones de navidad con sus regalos, un chico nuevo se disponía ha empezar ese año, como novato, en aquel colegio en el que ella estaba.

Diana se llevaba muy bien con casi todo el mundo (siempre había excepciones), tenía su grupo de amigas y era popular. Pero, a diferencia de muchas otras, no se lo tenía creído. Diana ya desde primaria apuntaba maneras, era atractiva, femenina y seductora. Era una chica sencilla, que buscaba y daba cariño y comprensión. Una chica afectiva, simpática y que se dejaba querer por cualquiera que se lo mereciera.

El chico nuevo, nada más llegar, se ganó el respeto de toda la clase excepto de Diana, que le parecía el típico chico que alardeaba mucho sobre todo y luego no sabía ni tenía nada de lo que decía. Pero un día en un mes de marzo, la profesora le ordeno que se pudieran por parejas tal y como ella indicase. Andrés, que así se llamaba el novato de la clase, le toco con Diana. A Diana, al terminar la clase, le resultó un chico simpático, y a partir de entonces Diana y Andrés junto con Gema fueron grandes amigos. Se lo contaban todo entre ellos. Diana, Gema y Andrés era el grupo de amigos más envidiado por todo el colegio. Nunca se dirigían una palabra más alta que la otra, casi nunca tenían una discusión lo suficientemente fuerte como para acabar con una amistad tan sólida como la suya, todos los problemas los solucionaban hablando entre ellos. En fin, unos amigos de los de verdad y para toda la vida.

Un mal día, Diana con ya con doce años, en su casa, estaba tranquilamente jugando con su ordenado, en minijuegos, en un juego para varios jugadores, una persona desconocida le envió un mensaje privado, solo para ella, solo lo podía leer ella, esta lo abrió.

"Hola, ¿eres chico o chica?"
"Chica, ¿tú?"
"Yo soy un chico. ¿y cómo te llamas?"
"Diana."
"Un nombre muy bonito, encantado."

Aunque a Diana le hubiese fastidiado que le hablase por privado, no le cayó especialmente mal, parecía simpático. Había dicho que su nombre era muy bonito.

"¿Cuántos años tienes?"
"doce."
"¡Anda!, casi igual que yo. Tengo trece."

Y encima tenía casi los mismos años que ella. ¡Podrían llegar a ser amigos!

"¿De dónde eres?"
"De Murcia, vivo en los Alcázares, ¿y tú?"
"Pues te vas ha sorprender, pero soy de la misma zona."

Pues sí, a Diana le sorprendió bastante que viviesen los dos en los Alcázares y ni tan siquiera le conociese de vista.

"¿Tienes MSN?"
"¿Lo quieres?"
"Sí. Más que nada para seguir hablando."
"DAG_diana_3@hotmail.com"
"Vale, gracias, ¿podríamos seguir esta conversación por el MSN?"
"Claro"
"De acuerdo. Te agrego."

El juego ya le importaba poco, no le hacía caso, estaba más pendiente de lo que aquel chico hablaba con ella. Por eso cerró la página de minijuegos y se conectó al MSN. Nada más abrirlo, le apareció un recuadro, el cual anunciaba que alguien la había agregado y que si ella también aceptaba ese nuevo contacto en su MSN. Dio a aceptar. Se colocó como visible y empezó ha hablar primero ella.

"Me caes bien."
"¿Si?"
"Sí. ¿Quieres que seamos amigos?"
"Como quieras. ¿Tienes cam?"
"Sí, pero tengo que enchufarla."
"Es que quiero ver como eres de guapa."
"Ya está conectada."

Le envió la invitación a la cam y esperó a que aceptase. Aceptó. Solo se abrió una ventana, la suya. Esto le sorprendió.

"¿Por qué no sale tu ventanilla para poder verte yo también?"
"Es que no tengo cam."
"Ah..."
"Piensas en lo que quieres ser de mayor."
"No, nunca lo he pensado."
"Podrías ser modelo ¿sabes? Eres muy guapa."
"Gracias."
"Tengo una idea: posa para mí y yo te puedo hacer modelo."

Que majo era aquel chico. La decía que era guapa y que podría ser modelo si poso para él. ¿Se podía ser modelo a una edad tan temprana?

"¿Y cómo quieres que pose?"

La fue explicando como ponerse. Primero de frente. De perfil. De espaldas. Luego la convenció para ponerse en ropa interior diciéndola que era así como las modelos salían a las pasarelas de Madrid. Diana se lo creyó, porque en los telediarios, a veces veía ganadoras de desfiles, que eran muy jóvenes y que iban en ropa interior, así que le hizo caso.

"Perfecta."
"Gracias. Oye ¿me puedo poner ya la ropa? esto me da un poco de vergüenza y si vienen mis padres..."
"Una última petición: desnudate."

Esa palabra ya no le gustaba tanto, pero cuanto antes terminase, menos opción tenia de que sus padres la vieran así en la habitación. Sin discutir, se quitó el sujetador y lentamente también las braguillas. Bajó la cabeza, le daba mucha vergüenza y se había puesto muy roja.

"No te avergüences de ser tan guapa."

Esas palabras escritas en la pantalla de su ordenador la animaron mucho y se puso a desfilar por su habitación tal y como ya la dijo.

"Bueno me tengo que ir. Mañana te conectas y te digo que tal ha salido el tema."
"De acuerdo, mañana intentaré conectarme."

Él se desconectó primero. Diana se quedó desnuda delante del ordenaron durante unos segundos pensando en lo que había pasado y que, al día siguiente, le contaría a Gema y Andrés que iba a ser una modelo famosa. Poco después se vistió. No les dijo nada a sus padres.

Al día siguiente le contó a sus amigos lo que ocurrió. Se ahorró el contarles que la ordenó ponerse en ropa interior y desnudarse. Se limitó a contarles que un chico la estaba intentando ayudarla a ser una gran modelo profesional. Al finalizar las clases la desearon suerte y quedaron en que al próximo día les contaría, a Andrés y Gema, que tal le iría.

Cuando llegó a casa sus padres no se encontraban en ella. Casi no los veía en ningún momento. Pero ya estaba acostumbrada, así que no le importó demasiado. Encendió el ordenador y se conectó al MSN. Allí estaba.

"Hola."
"Hola. ¿Qué pasa con lo de ser modelo?"
"¿Quién ha dicho que vallas a ser modelo?"
"Me lo dijiste tu ayer."
"Yo no he dicho nada. Quiero que te desnudes de nuevo."

No le apetecía desnudarse. No quería desnudarse para él. Había roto una promesa que le hizo el día anterior y enzima quería que se desnudase de nuevo para él.

"No."
"Tengo fotos tuyas. Las puedo colgar en Internet, y las verán tus padres y amigos."

No quería que nadie se enterara de lo que pasó el día anterior en su habitación. Aquel chico ya no le caía bien, la estaba chantajeando, pero no quería que lo supiera nadie. Se le entumecieron los ojos y se la pusieron rojos.

"No llores. Eres muy guapa para ello. Tranquila, nadie más sabrá de esto, solo yo."

Poco a poco se empezó a desnudar hasta quedarse completamente desnuda, luego desfiló nuevamente por su habitación tal y como él le dijo ayer. Al cabo de media hora este sujeto se desconectó dejando a Diana sin ropa y totalmente destrozada por dentro. No había parado de llorar, pero parecía que al chico no le importaba lo más mínimo. Esa noche no pudo dormir ni un solo minuto.

Al siguiente día no tuvo más remedio que ir al colegio, aun que ella no tenía demasiadas ganas de ir. En la puerta se encontró con Gema y Andrés.

-Hola.- Dijo Gema.- ¿Qué tal vas con lo de ser modelo famosa?
-Bien.- Contestó desganada.
-Oye, no tienes buena cara. ¿Qué pasa algo?- Preguntó Andrés.
-¡No me pasa nada!

Nada más lo dijo se fue corriendo hacia el interior del colegio y llorando a moco tendido. Quería contarles todo lo sucedido, pero no podía y eso le daba mucha impotencia. Durante todo el día estuvo ensimismada, con la cabeza en otro sitio. No atendió a ninguna de las clases. No habló con nadie. Tampoco le dirigió la palabra a ninguno de sus amigos en toda la mañana ni se atrevió a mirarles a la cara. Cuando terminó el colegio, Diana, se fue deprisa del centro, sin detenerse para hablar con nadie y sin despedirse de Gema y Andrés. Iba de camino a su casa con paso ligero, porque no quería pararse. Iba medio llorando.

-¡Espera!- Era Andrés. La estaba siguiendo.- ¡Espera!

Se dirigía a toda velocidad hacia ella, y Diana apresuró más aun el paso. Pero al final la logró alcanzar y la agarró de un brazo para que frenase.

-¡Suéltame!

Con un ágil, pero desganado gesto del brazo se desembarazó de Andrés. Este la siguió.

-Ey... ¿Qué te pasa?
-Nada.
-¿Es por mí? ¿Te he hecho algo que te haya enfadado?
-No, no es por ti.

No aguantó por más rato, se derrumbó en el suelo y empezó ha llorar. Andrés se arrodilló a su lado y la abrazó en modo de protección.

-No es por ti.- Repitió Diana.
-Dime lo que te pasa...
-No quiero que sufras.
-Ya estoy sufriendo.- Replicó.

Diana le contó todo lo que pasó realmente con el caso de ser modelo. Se lo contó todo, no se dejó nada. En ningún momento de la conversación paró de llorar. Cuando finalizó de contar la historia le rogó que no le contase nada a Gema.

-Vamos, tenemos que denunciarlo.
-¡No! Por favor.
-De acuerdo, como quieras. Tranquila. haré todo lo que esté en mis manos.

Así fue, Andrés la ayudó en todo lo que pudo. Haciendo caso a las peticiones de Diana, Andrés no le dijo nada a nadie.

Al cabo de dos meses ya lo tenía casi superado. Ella hizo caso de todas las recomendaciones que su amigo le hacía para olvidarse del tema. Diana no volvió a hablar con aquel chico. Le borro de sus contactos en el MSN. Andrés la acompañaba todos los días hasta su casa en modo de protección. La estaba ayudando mucho más de lo que pensaba. No se lo contó ni siquiera a Gema. A veces se ponía a echar maldiciones por lo bajo a la persona que le hizo eso a su amiga.

Un día iban hablando animadamente de camino a su casa, con la vestimenta de verano. Estaban hablando sobre como pasarían ese año las vacaciones de verano. Todo ocurrió muy rápido. Andrés se despistó con una tienda de repostería que acababan de abrir. Sin darse cuenta se puso a cruzar un semáforo que estaba en rojo. A Diana no le dio tiempo a cogerle del brazo antes de que un coche le atropellase. El vehículo se dio a la fuga. Ella se dirigió a toda prisa a socorrerle. Se le empañaron los ojos, pero tuvo voz para pedir ayuda. Nadie se paraba, todo el mundo pasaba por allí haciendo caso omiso a la situación. Un señor la cogió del hombro y la levanto preguntándola algo que ni siquiera pudo escuchar. No hizo falta, en cuanto vio al chico tirado en la carretera se llevó la mano al bolsillo y se acurrucó a su lado. Diana se fue a la acera, pero no logró hacer nada más. Para ella la ambulancia tardo demasiado y cuando subieron a Andrés a ella Diana suplicó por todos los medios ir con él, pero no la dejaron subir. Envuelta en lágrimas se dirigió a casa de Gema a contarle lo que le había pasado a Andrés. Decidieron ir en ese mismo momento a la UVI para saber que le había pasado. Cuando llegaron las dijeron que el chico había muerto en la ambulancia. Para Diana fue como abrir una herida aun no curada. Él era el único que sabía lo que había pasado con el MSN. El único que la había ayudado a superarlo. Fue como morirse con él. Diana no volvió a levantar cabeza. Los padres de Andrés nunca la perdonaron lo que pasó con su hijo. Diana tampoco se lo llegó a perdonar. Nunca le contó ha Gema lo que sucedió realmente en el MSN ni que pasó con el tema de "ser modelo". Desde aquel momento jamás volvió a ser la misma.

Capítulo 14


¿Qué le diría cuando le viese? lo primero disculparse, de eso estaba segura. ¿Y si él le decía todo lo que sentía? ¿qué le diría? No estaba preparada para otra relación con nadie, solo acababa de salir de una realidad relativa que ella misma se había atribuido a si misma sin saber que esa no era la realidad que tenía que seguir.

No quiere hacer daño a nadie más, pero si Germán le dijera a ella todo lo que él siente por dentro no tendría más remedio que hacerlo. Aun que hace años que sucedió, sigue estando muy presente en su corazón y no está muy segura de que esté preparada para nada más que para ser amiga de aquel chico.

Gema estuvo esperando durante mucho tiempo, pensó en muchas cosas de las que hizo, también de las que no hizo y pudo llegar ha hacer, de todo ello se arrepentía, ¿habría solución? De momento había una cosa que podía solucionar con solo disculparse, pero ¿el chico se conformaría con solo eso?

Espero durante una hora aproximadamente, pero no se cansó. Su amiga tenía razón: debía regresar a la vida para recordar todo lo que arriesgó por ella. Al final vio acercarse poco a poco a Germán por la esquina de una casa, que supuso que era la suya.

Él se iba acercando con aparente calma y ella le vio acercarse también con una calma aparente, porque no sabía lo que decirle. Pedirle disculpas, eso estaba claro, pero después ¿qué? ¿qué pasaría? ¿qué le diría él? estaba muy nerviosa, no le importaría ser amigo de Germán y relacionarse con gente nueva, pero ¿y si se le declaraba? ¿qué diría? ¿le diría que no puede ser? ¿le contaría el por qué no puede ser? Germán se merecía una explicación, pero no estaba dispuesta ha abrir una herida que había empezado ha cerrar en el momento en el que llamó su amiga.

Ya estaba en frente suyo, imaginaba que no se atrevería ha hablar primero y empezó ella misma con la conversación.

- Hola, lo siento, me parece que el otro día no nos presentamos como es debido.- Decidió empezar con tono irónico para intentar romper la tensión que hace unos pocos días ella provocó- Me llamo Diana.
- O-hola yo soy Germán.- se le notaba nervioso y tenso.
- Encantada.- Se acercó a darle dos besos para presentarse como es debido.
- O-oye, perdón por lo del otro día, no tenía derecho ha ponerte la manta por encima y mucho menos a pedírtela con tanta desfachatez.- No se lo podía creer, aquel chico se estaba disculpando por algo de lo que no tenía nada de culpa, pero aún le sorprendió más lo que le iba a decir y proponer a continuación- Verás, desde el día en que te conocí, me he estado preguntando por qué, después de lo que me hiciste, sigo pensando en ti.- Se sintió culpable por la última frase que pronunció. No tenía ningún derecho ha haberle tratado de tal manera el día que le conoció. Parecía que se había decidido ha declararse. ¿que sigue pensando en mí? buff... eso si que la agobiaba- Es porque te quiero, desde hace mucho.- la agobiaba de verdad- Quiero que estés siempre conmigo, que me des parte de tu cariño, no solo en mis sueños, tampoco quiero que formes parte de mi vida, quiero que sea la nuestra, quiero tenerte de verdad.

¿Ya lo había dicho todo? y ahora ¿qué hacía? Se muerde el labio inferior y piensa en lo próximo que va ha decir. ¿Pero en qué estaba pensando? lo primero que haría es disculparse por lo dicho y hecho aquella noche tan tormentosa.

- Perdoname tú a mí, he estado tan obsesa con mis problemas, que no he pensado que hay más personas con problemas. Por no pensar no he pensado ni tan siquiera en la posibilidad de que había más gente alrededor mío.- Comentó irónicamente para intentar quitarse tensión de encima, pero en vez de eso se puso más nerviosa pensando en lo próximo que iba ha decirle. Le iba a rechazar. Hizo una pequeña pausa, que a ella le pareció eterna. Se mordió nuevamente el labio, tomó aire y empezó ha parlar de la negativa a la negación de Germán- Y con respecto a que me quieres, eh... nunca me he planteado que nadie me quiera, eh... y no creo que yo te corresponda, eh... buff... no se, me siento agobiada.- Todo era verdad, nunca se ha planteado que ninguna persona se enamorase de ella de verdad.
- No te preocupes, tomate tu tiempo, puedo esperar un poco más.- Aquel chico era increíble. Habiéndole hecho todo lo que le había hecho y aún decía que podía esperar.

Saltó sobre su cuello y comenzó a llorar. Germán le había dado un tiempo para pensar y parecía estar dispuesto ha esperar hasta que tuviera una respuesta concreta. Ella no estaba dispuesta a empezar ninguna relación con nadie, pero no pretendía que Germán se quedase expectante a recibir una respuesta por su parte para al final decirle que no. Él correspondió a su abrazo y la apretó con todas sus fuerzas a su cuerpo. Llegó el momento de separarse. Se sentía a gusto con Germán y no quería que se alejase de ella, pero solo le quería como amigo. No estaba preparada y no pretendía prolongar el sufrimiento del chico por más tiempo.

- Lo siento Germán. No estoy preparada para una relación con nadie.

Le costó mucho pronunciar aquellas palabras, más por él que por ella, pero tenía que hacerlo, eso o tenerle sufriendo más tiempo del que debería. Se volvió ha lanzar a su regazo, pero este abrazo fue mas prolongado que el anterior.

- Lo siento, de veras.- Lo decía con sinceridad.
- No pasa nada.- A pesar de todo, no parecía tenerla rencor por nada.- Entonces, ¿amigos?

Se soltó de sus brazos para mirarle a los ojos. Le agradeció muchísimo que hubiese sido él el que pronunció esas palabras tan mágicas para ella, pero que a Germán, con toda seguridad, le afectaron bastante.

- No lo dudes.

martes, 7 de diciembre de 2010

Capítulo 13


A los cinco minutos de echarse sobre la cama para reanudar la partida que tenia con los sentimientos que tenía a flor de piel, alguien le llamó al móvil, Aquél día decidió coger las llamadas y enfrentarse a lo que le dijesen. Era su amigo. Decidió cogerlo.

- Sí que has tardado en cogerlo, ¿he?
- Es que no lo oí- Mintió, una mentira que no servía de nada, puesto que su amigo lo sabía todo y así fue como Juan se lo hizo saber a él.
- No es necesario que te disculpes, sé lo que te pasa- ¿Lo sabe?
- ¿Lo sabes?- ¿Qué sabía? ¿lo de Diana? no, no puede ser. ¿Tanto se le nota?
- Lo sé.- hizo una pequeña pausa- ¿Qué pasó el otro día cuando os presentamos?
- Nada importante, una gran estupidez mía.
- Pues deberías hablar con Diana y pedirla disculpas, está esperando ha hablar contigo.

No se lo podía creer, Diana no estaba allí por rutina, si no para hablar con él. Le dio un vuelco el corazón y a la vez se quería morir, había perdido un gran tiempo en llorarle a la almohada sin saber que Diana estaba en la orilla para hablar con él. Tampoco sabía que decirla, no tenía un discurso, no tenía un plan, en realidad nunca lo ha tenido, siempre se ha dejado guiar por lo que el corazón tenga que decir al respecto, pero en esa ocasión tenía miedo de quedarse como la última vez, sin palabras, mudo y tenía mucho miedo de que le rechazase.

- No, no puedo.
- ¿Por qué? tu estás coladito por ella- No era una pregunta, si no una afirmación.
- No,- Ala, una y otra vez contra la pared ¿por qué era tan tozudo?- seguro que me rechaza, no estoy seguro de que me vaya ha aceptar.
- El riesgo es fundamental para conseguir lo que uno se propone. Nunca se sabe. Nunca se está seguro. Pero uno se arriesga igual. La seguridad es para los que no aman lo suficiente.- ¿Hablaba por experiencia propia?- ¿Tú la amas?

¿La amaba? por supuesto, sin duda alguna. Si no ¿por qué ha estado llorando todos esos día, todas esas noches en vela? ¿por qué era ella el centro de sus pensamientos? Estaba completamente enamorado de ella.

- Sí, estoy completamente enamorado de ella, por eso mismo tengo miedo a que me rechace, por que si me rechaza me dolerá mucho.
- ¿Y no te duele ya?
- Sí, pero...- No sabía que replicar y agradeció que su amigo le interrumpiera para hablar.
- El no ya lo tienes. ¿No te das cuenta de que si te arriesgas puede que no lo consigas, pero si no te decides a decírselo no lo vas ha conseguir en la vida? amigo- Soltó un "ja" fuerte y forzado- esto es pura estadística, tienes el cincuenta por ciento de posibilidades de que te acepte, las mismas que tienes de que te rechace.- Notó que su amigo no decía nada y decidió dar por finalizada la llamada- Bueno, piensatelo. Te está esperando en la orilla para hablar contigo. yo que tu no me lo pensaba dos veces. Pero la decisión final es tuya, igual que la de Diana a sido presentarse allí para hablar contigo. Vamos animate y vé, te deseo suerte. Llamame cuando quieras, sabes que puedes contar conmigo.

No dijo nada más, es la segunda vez que no se despide de su amigo, pero en esta ocasión era diferente, en esta ocasión no sabía que decir. ¿Qué debía hacer? ¿por qué se queda parado sin hacer nada?, ¿por miedo?, ¿por miedo a qué? tal vez a que le rechace, pero ¿cuánto tiempo más podrá aguantar con ese sentimiento adueñándose de su corazón? ¿cuánto podrá resistir en silencio?

Juan tenia razón, si no la digo todo lo que siento por ella no tendré ninguna posibilidad, la dejaría plantada a orillas del mar y él se pasaría mucho rato llorando en aquella oscura habitación, en un día tan luminoso y frío a la vez por el temporal de tres días atrás. Igual que su corazón, que había mejorado, pero aún quedaban demasiadas secuelas de lo sucedido hace tres días en la misma orilla en la que ahora estaba aquella chica esperando ha hablar con él. ¿Por cuánto tiempo sería la chica que mirase por la ventana? Sí, estaba dispuesto ha averiguarlo en ese mismo momento.

Se levantó de la cama de un salto, decidido y, por primera vez, confiado de sí mismo. ¿Qué la dirá? aún no lo tenía del todo claro, pero la dirá que la quiere, la dirá que está enamorado de ella, que quiera estar junto a ella. Se vistió a toda prisa, se puso la chaqueta, salió de su habitación, se despidió de sus padres y salió a la calle al encuentro con Diana.

[][][]

Le temblaban las piernas, a cada paso que se acercaba a Diana, pero sus andares eran seguros y firmes, con un objetivo fijo, declararse.

Dio la vuelta a la esquina de su casa. Allí estaba, expectante a que él llegase, espectacular como ella sola. Ella en sí era espectáculo. Se iba acercando poco a poco y a cada paso que se acercaba le iban temblando más y más las piernas, hasta que llegó donde ella se encontraba y de pronto, su mente se quedó bloqueado. Dio gracias cuando fue ella la primera en hablar.

- Hola, lo siento, me parece que el otro día no nos presentamos como es debido.- ¿Le estaba hablando a él? ¡Claro! no había nadie más por allí, por supuesto que le estaba hablando a él.- Me llamo Diana.
- O-hola yo soy Germán.
- Encantada.- Y se acercó a darme dos besos.
- O-oye, perdón por lo del otro día, no tenía derecho ha ponerte la manta por encima y mucho menos a pedírtela con tanta desfachatez.- Ya estaban las disculpas hechas, ¿y ahora qué? ¿se declara? Toma aire y se dispone a soltarlo todo de golpe.- Verás, desde el día en que te conocí, me he estado preguntando por qué, después de lo que me hiciste, sigo pensando en ti. Es porque te quiero, desde hace mucho. Quiero que estés siempre conmigo, que me des parte de tu cariño, no solo en mis sueños, tampoco quiero que formes parte de mi vida, quiero que sea la nuestra, quiero tenerte de verdad.

Ya está ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Cuando terminó de hablar empezó ha sentir mucho calor en la cara y acto seguido le volvieron ha temblar las piernas y sin darse cuenta fue bajando su mirada hasta sus pies.

- Perdoname tú a mí, he estado tan obsesa con mis problemas, que no he pensado que hay más personas con problemas. Por no pensar no he pensado ni tan siquiera en la posibilidad de que había más gente alrededor mío.- Hizo una pausa, esas palabras se correspondían a la parte de las disculpas. Ahora faltaba la segunda parte y al llegar a este punto parecía nerviosa, muy nerviosa.- Y con respecto a que me quieres, eh... nunca me he planteado que nadie me quiera, eh... y no creo que yo te corresponda, eh... buff... no se, me siento agobiada.- Sí era verdad, se mordía los labios.
- No te preocupes, tomate tu tiempo, puedo esperar un poco más.

Diana se le lanzó al cuello y empezó a sollozar, él la correspondió y la apretó con todas sus fuerzas, pero sin pasarse, a su cuerpo. Quería saber qué pasaba por su mente, que es lo que pensaba. Él también tenía ganas de llorar, no la quería perder e intentó prolongar aquél abrazo al máximo, pero llegó el momento de separarse.

- Lo siento Germán.- ¡Le había llamado por su nombre!- No estoy preparada para una relación con nadie.

Esas últimas palabra rompieron, en más pedazos, su corazón ya roto en dos. Ella se volvió ha morder los labios y nueva mente se abrazo a él, este abrazo duró más.

- Lo siento, de veras.- Lo decía con sinceridad.
- No pasa nada.- dijo como pudo y con un nudo en la garganta, que cuando llegase a su casa lo desataría sin cesar.- Entonces, ¿amigos?

Se soltó, me sonrió y volvió ha abrazarse a mí.

- No lo dudes.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Capítulo 12


Iban de la mano, hablando de todo y a la vez de nada. La suave brisa que acariciaba a ambos les hacia sentir muy bien, aunque también influía el echo de ir caminando juntos y de haberse dicho con toda sinceridad que se querían. Gema estaba siguiendo a pies puntillas su promese, solo pasear y hablar, de momento nada más.

Se preguntaron más cosas, para saber el uno del otro, coquetearon, jugaron, se hizieron bromas, rieron, pero sobre todo pasearon de la mano, se abrazaron mil veces y se dieron amor y cariño mil y una veces más. La noche parecía no tener fin, los minutos pasaban en un parpadeo, las horas parecían minutos y aquella noche era solo un suspiro, y un lamento cuando llegó la hora de despedirse. Antes tenían que hablar lo que ha sucedido en ese día tan tormentoso que, definitivamente, iba a finalizar en calma.

Juan acompañó a Gema hasta su casa para despedirse.

- A llegado el momento de despedirse.
- Sí, pero nos veremos mañana ¿no?- Era una pregunta retórica, sabía cual iba a ser la respuesta.
- Me da igual, no puedo esperar tanto.- Gema puso una voz de niña inocente, pero sabía que se tenía que ir en algún momento, y al parecer ese era el momento. No quería pero se tenía que aguantar.
- Pues me da que vas a tener que esperar.- Sonrió y la besó.
- Vale, si me lo pides así esperaré.- Le sonrió a su vez.
- Así me gusta.- La volvió a estampar un nuevo beso, pero este más prolongado.
- Bueno, tendremos que hacer algo con nuestros amigos ¿no?- Dijo Gema cambiando de tema.
- Sí, pero dejemos que lo solucionen por ellos solos.
- Pero les tendremos que llamar, Diana no es tonta y se habrá dado cuenta de lo que ha pasado.
- Y Germá no creo que salga en días. No se despidó de nosotros.- Se justifico ante la sorpresa de Gema- Eso es muy raro en él.
- De acuerdo, cuando hable con Diana y la convezca para hablar con Germán, te aviso.
- Como quieras. Me parece que ha llegado el momento de la despedida.
- ¡No...!- Se calló cuando Juan puso su dedo índice sobre sus labios y poco a poco acercó sus labios a los suyos para besarla por útima vez aquella noche. Gema se lanzo a su cuello para que no se escapase y poder saborearle un poco más.

El último beso terminó por parte de ella, que solo dejó de besarle, pero seguía abrazada a él.

- Te quiero.- Susurró.
- Y yo.- Correspondió en el mismo tono.
- Te tienes que ir.

Y con un último pico, ella dejó de abrazarse a él y vio como se alejaba de la zona hasta el día siguiente.

[][][]

Cuando Juan llegó a casa llamó a su amigo para preguntarle que había pasado y por qué se fue sin despedirse de nadie, pero Germán no le cogió la llamada. Supuso que estaría durmiendo y no insistió más.

Al día siguiente salió con Gema, pasearon como la noche anterior, se sentaron en un chiringuito y pidieron un polo y un refresco cada uno. Hablaron durante horas de lo mucho que se querían. Juan contó a su novia que a noche intentó contactar con Germán, pero no le cogió el teléfono, que por la tarde volvería ha intentarlo y que si tampoco esa tarde le contestase, esperaría a una señal suya.

Llegó la hora de la comida, prometiendose volverse ha ver también por la noche. Gema no podía por la tarde, porque ese día tenía que ir a patinaje. Juan se ofreció ha llevarla y ha verla patinar, pero ella se negó, le daba mucha verguenza que la gente la mirase cuando estaba haciendo patinaje. El chico cedió, pero acordando con su novia que algún día la iría ha ver. Juan llegó a su casa, se sento en su cama, cogió el teléfono y marcó el número de su amigo. Uno, dos, tres... Nada, no lo coge. Cinco. Colgó, dejó el móvil encima de la mesa, se acostó sobre la cama, cerró los ojos y esperó a que sonase la alarma que avisaba de la salida de Gema de sus clases de patinaje artístico.

Juan y Gema pasaron otra noche de enamorados. Juan le contó a Gema que su amigo nuevamente no le cogió el teléfono.

- No insistas, eso es que no te quiere.- Bromea con una sonrisa pícara.
- ¡Jo...! yo que veía por buen camino nuestra relación.- Juan decide seguirla la corriente- Entonces lo dejo en tus manos, cuando me llames intentaré actuar.

Fue otra noche romántica. Luego los respectivos se volvieron a sus casas para dormir y eperar al siguiente día deseosos de volver a verse.

En el siguiente día todo sucedió sin ningún sobresalto. Juan y Gema lo pasaron genial. Gema decidió llamar al día siguiente a Diana, hablar con ella y, fuese cual fuese el resultado, llamarle a él.

Después de tres días de estar saliendo Gema le llamó al móvil en señal de haber hablado con Diana. Así era.

- En realidad no ha sido una llamada muy amistosa, la he tenido que llamar una segunda vez porque se la veía muy alterada y me colgó, pero al segundo intento le dejé las cosas claras.- Le decía a su novio después de haber sacado definitibamente el tema.- Si la conozco bien, irá donde se conocieron la otra noche.
- Ok, ahora le llamo. Chao, te quiero.
- Yo más.
- No yo.
- Mentira.
- Verdad.
- ¿Y cómo pretendes demostrarme eso?
- ¿A caso dudas?
- Sí.
- mmm... ¿te lo demuestro esta tarde?
- ¿A qué hora?- Finalmente Gema había llegado al punto de la discursión deseado.
- A las cinco y media te voy a recoger.
- De acuerdo, hasta pronto. Te quiero.

y sin dar tiempo a recibir una replica de su boca colgó.