domingo, 31 de octubre de 2010

Capítulo 5


Todo parecía muy tranquilo por allí últimamente, no sabía por qué, pero tanta tranquilidad le agobiaba a la vez que le daba miedo, no se sentía a gusto con tanto relax.

Se encontraba en una calle bastante amplia donde casi siempre había mucha gente transcurriendo por ella. Estaba intentando mantener la calma ante toda aquella situación, caminaba con tranquilidad e intentando no acumular mucha tensión muscular en el cuerpo. Siempre le había gustado la acumulación se gente, porque la hacía sentirse bien, a gusto y segura, pero ahora se sentía ahogada, porque las personas tienen que estar en alguna parte y si no las veía es porque la estaban vigilando.

En aquél túmulo de nubes pudo ver un haz de luz solar y se sintió cálidamente reconfortada, como si en una mañana fría alguien la hubiese abrazado cogiéndola de los hombros para que parase de tiritar. Miró a todos lados, pero nada, seguía sin haber nadie que se atreviera a revelarse ante su mirada celeste. Siguió caminando un buen rato, parecía que cuanto más andaba más alejada estaba su destino y no aguantó por más tiempo, en el primer banco que vio se sentó. No tenía muy claro cuál era su meta en aquél paseo que se estaba dando, pero sí sabía que a cada paso que daba, su camino tenía más lejos el final.

Cuando se sentó, sintió que su meta ya se empezaba a acercar a ella, era como si no tuviese que ir buscando su destino, sino que el destino venía a ella, como si en cada decisión fuese perdiendo oportunidad de encontrarse, como si la mejor elección fuera quedarse quieta, sin hacer nada y dejado de estorbar en el camino.

A unos pocos metros vio, por fin, el final de su largo paseo por aquella calle inquietante. Sabía que no tenía que hacerlo, pero es que estaba tan cerca...

Se levantó bruscamente del banco y echó a correr a su encuentro, para abrazarle y decirle todo lo que había sufrido sin el, pero empezó a notar que otra vez se le escapaba y ella empezó a correr, aún si cabe, más rápido. Cuando lo tuvo a pocos centímetros se le lanzó al cuello, sin embargo lo volvió a perder y quién sabe cuando volvería a verle. Calló fuerte con las rodillas en el suelo y se hizo daño, pero no la importó, ya nada la importaba, y se puso a llorar como casi siempre. De pronto las personas que la estaban vigilando una a una fueron saliendo de su escondite una a una y la empezaron a preguntar qué la pasaba. Esta sensación fue peor que la anterior, estaba más agobiada que antes. En aquél momento odió el cúmulo de gente, quería estar sola, sin nadie alrededor, quería desahogarse tranquilamente por aquella gran pérdida.

Un grito lejano, pero claro, parecía entenderla a la perfección, aquél grito acaparó toda la atención de las personas de su alrededor, las cuales empezaron a desvanecerse poco a poco tal y como lo hizo el sueño que se acercaba caminando en un chico corpulento.

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Aún seguía oyendo ese grito, como si aquella pesadilla hubiese sido real. Y su sentimiento era real, pero había cambiado el escenario, esta vez se encontraba tumbada encima de una arena fina, pero húmeda y le soplaba una brisa marina mediterránea. Se inclinó para ver quién había gritado de esa manera, vio a un chico de aproximadamente la misma edad que ella, este tenía un amigo al lado suyo, no los veía muy bien porque era de noche, pero sí distinguió el cabello rizado de uno de ellos que la estaba mirando con cara de extrañeza y saludando con pocas ganas a alguien que parecía que ella tenía al lado, se inclinó un poco más para mirar quién era y notó que tenía una manta por encima, la agarró y miró hacia arriba, era su amiga Gema.

-¿Qué haces aquí? ¿quiénes son esos? ¿qué hago con esto por encima?- Dijo Diana aún somnolienta.
-Heee... tranquila, una por una.- Contestó con una sonrisa en la cara- Lo de la manta que llevas por encima... no se, creí que viniste ya con ello de casa, y en cuanto a "esos", son unos amigos que te voy a presentar ahora mismo.
-¿Qué...? ¿Cómo...?- Diana seguía confusa.
-Vamos, no preguntes, solo sígueme- Y sin dar tiempo a que protestase, Gema se empezó a dirigir hacia los dos chicos.

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